El restaurant de Lleida Restaurante Lleida Lleida
 
La Dolceta, es, sin duda, uno de los restaurantes más emblemáticos de la ciudad de Lleida. Ubicado en medio de la huerta de Lleida, rodeado de todo tipo de árboles frutales, se ha convertido en uno de los puntos de referencia de la cocina leridana. Dispone de una cocina muy bien elaborada y detallista con una cuidada selección de los ingredientes más frescos y naturales.

"La bien merecida fama gastronómica de Cataluña parece circunscribir en nuestro imaginario a los numerosos establecimientos de nivel que podemos encontrar en la ciudad de Barcelona y en la provincia de Girona, mientras que Tarragona y Lleida no sólo parece que se quedan atrás, sino que incluso se olvidan. Por eso queremos reivindicar la buena cocina que también existe en estas dos provincias.

Saliendo de Lleida, en la carretera que nos lleva hacia algunas de las mejores estaciones de esquí en los Pirineos, en plena huerta y entre árboles frutales, encontramos un restaurante que podríamos calificar de carretera, sin ningún atractivo exterior y un comedor más que sencillo. Es, sin embargo, un referente para los iniciados leridanos enamorados de la mejor cocina de brasas y de algunos de los mejores productos catalanes. La Dolceta es, sin duda, uno de los restaurantes de referencia de la ciudad de Lleida, gracias a que su propuesta se basa en una cocina sin muchas pretensiones aparentes, pero con una cuidada selección de los mejores ingredientes y los grandes productos catalanes, para elaborar -los principalmente a la brasa de leña.


El cocinero y alma de la cocina de La Dolceta, es un mago de las brasas, domina el fuego y consigue platos de sabor potenciado por el ahumado de las brasas, consiguiendo algo que parece muy sencillo, pero para lo que hay que saber hacer una buen brasa y emplear sólo buenísima materia prima. Sus ensaladas son excepcionales gracias a que las lechugas absolutamente frescas y tomates grandes, carnosos y sabrosos crecen y se recogen en las huertas próximas. Excelentes pimientos y berenjenas a la brasa, y por supuesto la escalivada, magnífica.

Después de diciembre y este año hasta hace poco tiempo, se podían comer unos buenísimos calçots que preparan en una parrilla y que acompañan con una salsa de romesco muy fina. Las alcachofas a la brasa son de primera. Muy buenas también las setas. Los caracoles gormanda son, si cabe, el plato emblemático de la casa, que preparan en sartén con aceite de oliva salpimentados y cocinados a fuego vivo. Las carnes a la brasa son también excelentes; muy buenos los promedios y las longanizas, tanto la blanca como la negra.

Los peces, salvajes y preparados casi sobre las brasas; un buenísimo rodaballo y una muy buena lubina, que se presenta en la tabla hecha y jugosa y el sabor penetra en los sentidos. En la mesa de al lado sirvieron un pollo y un cordero a la brasa de aspecto formidable. Por eso preguntamos a nuestros vecinos si el gusto se correspondía con la vista y no hicieron sino afirmar y alabar los ahumados conseguidos en la brasa.

El dicho de que el ojo del amo engorda el caballo es cierto, y en este caso el hecho de que los dueños se ocupen del día a día alimenta el buen hacer de todos sus camareros y creo que es relación causa-efecto de que el local esté casi siempre lleno. La cocina vista, limpia y bien organizada infunde confianza y garantía.
"


Autor: Daniel Camiroaga
Extracto: Vanitatis 03/24/2015